OBJETIVOS
La historia económica, a pesar de las lamentaciones de unos y otros sobre su presunta crisis, exhibe una vitalidad envidiable, manifestada por el gran número y el interés de los trabajos, los proyectos de investigación, los coloquios y las publicaciones sobre la disciplina. Por lo que respecta a la Edad Media cabe destacar los grandes proyectos internacionales de los últimos años sobre el crecimiento económico, la circulación de riquezas, el crédito y el endeudamiento, las hambres y carestías, las finanzas públicas y la fiscalidad urbana. Y dentro de la historia económica medieval, quizá uno de los ámbitos en los que se ha podido percibir mejor esa vitalidad sea el de la historia urbana, tanto en su vertiente más institucional (fiscal y financiera) como en la productiva (actividad manufacturera y comercial) y, sobre todo, en lo que no dejaba de ser la principal preocupación de las autoridades urbanas: abastecer a la ciudad. Feeding the City –abastecer o alimentar a la ciudad– no sólo era el principal problema urbano –de ciudades de miles y miles de habitantes dedicados a actividades no agrarias, a los cuales había que alimentar–, sino un negocio colosal –para los mercaderes que se encargaban de asegurar los suministros–, y también un proyecto de investigación que se desarrolló inicialmente en Londres en los años 1990 y que se ha extendido más tarde a otras ciudades (entre ellas, Valencia, 2012-2014).
El interés por la economía urbana contrasta con la poca atención que los historiadores han prestado a la economía de las cortes reales y principescas. En la primera mitad del siglo XX, la historia de la corte, espacio supremo del poder político, se vio afectada por el descrédito de la historia política e institucional. Esta concepción empezó a cambiar, primero, con la aportación de Norbert Elias y su énfasis en la influencia de la corte sobre la cultura, los comportamientos y las prácticas sociales de las élites, y después con la renovación historiográfica que supuso la nueva historia política y su interés por “lo” político, frente a “la” política. Sin embargo hay que esperar al final del siglo XX para que la corte sea estudiada desde un enfoque económico, con aportaciones como la de Maurice Aymard y Marzio Achille Romani (1998), que toma prestadas categorías de análisis propias de la antropología económica, como “economía de prestigio”, “gasto suntuario” y “destrucción ostensiva de riquezas”. O también, en esta misma línea, contribuciones todavía más recientes como la “Hofwirtschaft” (economía de la corte - Gerhard Fouquet, Jan Hirschbiegel, Werner Paravicini, 2008).
Poco a poco, se ha ido abriendo camino así un nuevo objeto de estudio, la “corte como institución económica”, que pretende, entre otros objetivos:
Todos estos aspectos se han ido constituyendo en otros tantos ejes de investigación desarrollados sobre todo desde el punto de vista monárquico y aristocrático y centrados en la “economía política” de las cortes. En cambio, se han tenido menos en cuenta las relaciones de la corte –entendida como organismo humano– con su entorno urbano, con la ciudad en la que reside o por la que transita (el tema sólo ha sido abordado para Flandes o, más recientemente, en el congreso Paris, ville de cour, 2014). Es esta relación entre la corte y la ciudad que la alberga, entre las cortes reales o nobiliarias por una parte y los ciudadanos por otra, desde el abastecimiento a la financiación, la que pretendemos examinar en este congreso, considerando además que al final de la Edad Media las cortes ibéricas, si no se sedentarizan del todo, sí que prolongan más su estancia temporal en las ciudades de su reino. Se pretende así poner en relieve, entre otros elementos:
En el coloquio se estudiarán estas relaciones tanto en ciudades mayores (capitales regionales) como en ciudades más pequeñas y en pueblos, en las que la corte solo “pasa” o se detiene de modo “transitorio”, prestando especial atención a:
Nos gustaría llamar la atención de los participantes sobre el hecho de que el congreso no pretende estudiar las relaciones políticas e institucionales entre, por una parte, las ciudades y, por otra, el poder real o nobiliario y los oficiales a su servicio, sino las relaciones económicas –materiales, comerciales, financieras– entre las ciudades y los ciudadanos, por una parte, y las cortes –como sociedad, como el grupo de cortesanos y servidores que viven en el entorno directo del rey o del señor–, por otra, concentrando el análisis sobre todo en la contribución ciudadana al abastecimiento y financiación de la corte y su personal.
Finalmente, recordar que el período de estudio se circunscribe al final de la Edad Media, cuando las cortes comienzan su sedentarización y, sobre todo, cuando disponemos cada vez más de libros de contabilidad y de registros de ingresos y gastos con los que poder analizar las relaciones económicas que constituyen el objeto de nuestro coloquio. Y que el ámbito geográfico son los reinos ibéricos –Corona de Aragón, Castilla, Navarra y Portugal–, aunque en el caso de la Corona de Aragón se incluirán también sus estados no ibéricos (Cerdeña, Nápoles y Sicilia).
Alexandra Beauchamp, Université de Limonges
& Antoni Furió, Universitat de València
El interés por la economía urbana contrasta con la poca atención que los historiadores han prestado a la economía de las cortes reales y principescas. En la primera mitad del siglo XX, la historia de la corte, espacio supremo del poder político, se vio afectada por el descrédito de la historia política e institucional. Esta concepción empezó a cambiar, primero, con la aportación de Norbert Elias y su énfasis en la influencia de la corte sobre la cultura, los comportamientos y las prácticas sociales de las élites, y después con la renovación historiográfica que supuso la nueva historia política y su interés por “lo” político, frente a “la” política. Sin embargo hay que esperar al final del siglo XX para que la corte sea estudiada desde un enfoque económico, con aportaciones como la de Maurice Aymard y Marzio Achille Romani (1998), que toma prestadas categorías de análisis propias de la antropología económica, como “economía de prestigio”, “gasto suntuario” y “destrucción ostensiva de riquezas”. O también, en esta misma línea, contribuciones todavía más recientes como la “Hofwirtschaft” (economía de la corte - Gerhard Fouquet, Jan Hirschbiegel, Werner Paravicini, 2008).
Poco a poco, se ha ido abriendo camino así un nuevo objeto de estudio, la “corte como institución económica”, que pretende, entre otros objetivos:
- estudiar las características institucionales y administrativas, burocráticas y contables, de la organización económica y financiera de la corte.
- analizar su importancia económica en el conjunto de las finanzas reales y nobiliarias, y sobre todo el impacto político de la redistribución económica (quitaciones, rentas, raciones, regalos y otros favores) entre los miembros de la corte.
- subrayar el carácter de “sociedad con gran poder adquisitivo” de las elites que componen las cortes.
- poner de relieve el endeudamiento crónico de las cortes, y la carga que ello supone para el poder real o nobiliario en general.
- examinar las razones económicas (autoconsumo, fiscalidad) que pueden explicar la itinerancia de las cortes (pero también al revés: las razones económicas de su sedentarización progresiva, mucho menos estudiadas que las justificaciones políticas).
- poner de relieve sus relaciones con la economía del lujo, e interpretar la importancia de este tipo de consumo en una sociedad tan jerarquizada como la sociedad cortesana, en la cual juegan un papel destacado el simbolismo y la representación del orden social y del poder.
Todos estos aspectos se han ido constituyendo en otros tantos ejes de investigación desarrollados sobre todo desde el punto de vista monárquico y aristocrático y centrados en la “economía política” de las cortes. En cambio, se han tenido menos en cuenta las relaciones de la corte –entendida como organismo humano– con su entorno urbano, con la ciudad en la que reside o por la que transita (el tema sólo ha sido abordado para Flandes o, más recientemente, en el congreso Paris, ville de cour, 2014). Es esta relación entre la corte y la ciudad que la alberga, entre las cortes reales o nobiliarias por una parte y los ciudadanos por otra, desde el abastecimiento a la financiación, la que pretendemos examinar en este congreso, considerando además que al final de la Edad Media las cortes ibéricas, si no se sedentarizan del todo, sí que prolongan más su estancia temporal en las ciudades de su reino. Se pretende así poner en relieve, entre otros elementos:
- las condiciones económicas previas necesarias para que la corte pueda asentarse en una ciudad: diversidad de las actividades económicas y artesanales, dinamismo del mercado, etc., que permiten su abastecimiento, la financiación de su vida cotidiana…
- el impacto de la presencia de las cortes sobre la vida económica de las ciudades donde se asientan: el interés que las ciudades pueden tener, el provecho que pueden sacar o las dificultades que pueden nacer de la presencia de la corte durante estancias a veces cortas u otras veces muy largas.
- la contribución de las ciudades al “train de vie” fastuoso de las cortes.
- la competencia o los antagonismos a nivel económico, si existen, entre el mundo curial y el mundo urbano, o entre las diferentes ciudades (competencia para acoger a la corte).
En el coloquio se estudiarán estas relaciones tanto en ciudades mayores (capitales regionales) como en ciudades más pequeñas y en pueblos, en las que la corte solo “pasa” o se detiene de modo “transitorio”, prestando especial atención a:
- los productos y las mercancías pedidos y entregados a la corte; y en este sentido, la adecuación de la producción urbana local al consumo curial, o, por el contrario, la necesidad de importar productos cuyo abastecimiento “escapa” al mercado local (= circuito corto o no y razones: modas, gustos particulares de los cortesanos, ausencia de producción o comercio local...); las influencias y las consecuencias del consumo cortesano sobre el mercado y el consumo de los ciudadanos (modas, desarrollo de ciertas producciones, evolución de los precios, evolución del mercado laboral, criticas...); problema del don, etc.
- los artesanos y mercaderes y sus relaciones con la corte: ¿relaciones directas o con los gremios? Papel de los municipios (norma, intermediario, control) ¿Un dialogo económico entre elites?
- el dinero: circuitos y mecanismos de financiación de la corte (préstamos / endeudamiento, donativos, cena aragonesa, yantar castellano, jantar o colheita portuguesa)
- los precios: ¿en qué medida la presencia de una corte influye sobre los precios del mercado (del abastecimiento, del dinero, del alojamiento)?
- ¿Cuáles son las respuestas institucionales o políticas urbanas (por parte de los concejos urbanos, gremios artesanales...) a la presencia de la corte y sus consecuencias económicas?
Nos gustaría llamar la atención de los participantes sobre el hecho de que el congreso no pretende estudiar las relaciones políticas e institucionales entre, por una parte, las ciudades y, por otra, el poder real o nobiliario y los oficiales a su servicio, sino las relaciones económicas –materiales, comerciales, financieras– entre las ciudades y los ciudadanos, por una parte, y las cortes –como sociedad, como el grupo de cortesanos y servidores que viven en el entorno directo del rey o del señor–, por otra, concentrando el análisis sobre todo en la contribución ciudadana al abastecimiento y financiación de la corte y su personal.
Finalmente, recordar que el período de estudio se circunscribe al final de la Edad Media, cuando las cortes comienzan su sedentarización y, sobre todo, cuando disponemos cada vez más de libros de contabilidad y de registros de ingresos y gastos con los que poder analizar las relaciones económicas que constituyen el objeto de nuestro coloquio. Y que el ámbito geográfico son los reinos ibéricos –Corona de Aragón, Castilla, Navarra y Portugal–, aunque en el caso de la Corona de Aragón se incluirán también sus estados no ibéricos (Cerdeña, Nápoles y Sicilia).
Alexandra Beauchamp, Université de Limonges
& Antoni Furió, Universitat de València